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El espectro del autismo: por qué un solo diagnóstico no sirve para todos

Cuando la gente oye la palabra "autismo", suele asociarla con un conjunto específico de rasgos. Pero, en realidad, el trastorno del espectro autista (TEA o ASD por sus siglas en inglés) es precisamente eso: un espectro que abarca una amplia gama de diferencias en la forma en que las personas experimentan el mundo.

Natalie Buerger, doctora en Psicología, psicóloga titulada y directora clínica de la Clínica de Trastornos del Espectro Autista del Instituto de Salud Mental Huntsman (HMHI, por sus siglas en inglés) de la Universidad de Utah, describe el autismo como una afección del desarrollo neurológico que afecta principalmente a las áreas relacionadas con la comunicación social.

"No hay dos personas autistas que experimenten la vida de la misma manera", afirma.

´¡»å±ð³¾Ã¡s de estas características fundamentales, las personas con autismo pueden experimentar lo que los médicos denominan "comportamientos restringidos y repetitivos", que pueden incluir:

  • Intereses intensos.
  • Diferencias en el procesamiento sensorial.
  • Dificultad para ser flexible y adaptarse a los cambios.
  • Varios comportamientos repetitivos.

Pero esa definición solo roza la superficie.

Un amplio y variado espectro

"No hay una solución única para todos", explica Buerger. "Incluso dentro de los criterios básicos, como la comunicación o la interacción social, la variedad de experiencias es enorme".

Algunas personas pueden no utilizar el lenguaje verbal, mientras que otras son muy verbales, pero pueden tener dificultades con los matices sociales, como leer las expresiones faciales o comprender el tono. Algunas pueden buscar con entusiasmo las interacciones sociales, mientras que otras pueden preferir la soledad o las rutinas estructuradas.

Lo mismo ocurre con los comportamientos relacionados con el mundo sensorial.

"Para algunas personas, los ruidos fuertes o ciertas texturas pueden resultar abrumadores", explica Buerger. "Para otras, los estímulos sensoriales pueden ser precisamente algo que buscan".

Los niveles de diagnóstico

El autismo se puede clasificar en "niveles" (nivel 1, 2 o 3), lo que puede resultar confuso. Estos niveles no indican la gravedad de la afección, como mucha gente cree.

"El nivel 3 no significa que alguien tenga autismo 'grave'", aclara Buerger. "Simplemente se refiere a la cantidad de apoyo que alguien puede necesitar para desenvolverse en la vida diaria".

Una persona diagnosticada con autismo de nivel 1 puede funcionar de forma independiente con un apoyo mínimo, mientras que alguien de nivel 3 puede necesitar una ayuda más constante en áreas como la comunicación o la adaptación al cambio.

Cambio de perspectiva: no se trata de "curar" el autismo

Uno de los mayores cambios que Buerger espera ver es que se deje de considerar el autismo como un problema que hay que solucionar y se pase a comprenderlo y aceptarlo.

"El autismo es una condición natural", afirma. "No es una enfermedad que requiera cura. Es más productivo â€”y compasivo—&²Ô²ú²õ±è;preguntarse: ¿Cómo podemos apoyar mejor a las personas autistas en este entorno?', en lugar de esperar que se adapten a un mundo neurotípico".

Eso no significa que las personas autistas no trabajen en sus habilidades o estrategias. Como cualquier otra persona, crecen, se adaptan y aprenden a desenvolverse en la vida. Pero la responsabilidad del cambio no debe recaer únicamente en ellas.

Concienciación sobre la neurodiversidad

La conciencia sobre la neurodiversidad, la idea de que existe una variación natural en el funcionamiento del cerebro de las personas, está creciendo. Términos como "autista", "neurotípico" y "neurodivergente" son cada vez más comunes. Pero, aunque se han logrado avances, Buerger señala que aún queda mucho por hacer.

"Hay más investigación, más visibilidad y más apoyo", afirma, "pero también es necesario mejorar la accesibilidad y la aceptación. Estamos en el buen camino, pero aún no hemos llegado a nuestro destino".

Destaca la importancia de recordar que el autismo no es una respuesta de una sola palabra. "No es una etiqueta general. Cada persona con autismo es única. Sus necesidades, fortalezas y experiencias son tan individuales como las de cualquier otra persona".

El autismo no borra la identidad ni el potencial de una persona. Solo significa que su cerebro funciona de manera diferente, y esa diferencia merece ser comprendida, apoyada y respetada.

"Un diagnóstico de autismo nunca debe ser una razón para renunciar a los sueños", afirma Buerger. "Puede que solo cambie el camino a seguir".

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